sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 38: "Tiempo de espera."

― ¿Chicas, gustan  venir a comer? ― les preguntó la madre de Yami a ellas, a través de la puerta cerrada de la habitación.

― Si má', ya vamos ― le contestó su hija.

― Gracias señora ― respondió por su parte Akane.

Ese día era sábado, y Akane había ido a visitar a Yamile; ahora las dos chicas estaban encerradas en la habitación, platicando alegremente. 

Sucede que, después de que el día anterior Akita acompañara a Yami a su casa, ésta había olvidado marcarle a su amiga como lo había prometido. Por eso la chica había ido curiosa, a enterarse de las novedades.

― Pensé que después de marcharse juntos, algo iba a pasar entre ustedes ― dijo Akane con desilusión, en cuánto Yami le contó lo sucedido ― Ah, pero claro... ¡Tú eres una tontita!

― Ya...  Ya te he explicado por qué lo  hice ― dijo la aludida mientras suspiraba ― Es sólo que disfruté tanto de su compañía, que no quise arruinarlo o modificar las cosas aún. Ya llegará su tiempo...

― Ay... bueno, qué se le va hacer. ― dijo Akane, suspirando también. ― ¡Oh! Tu madre ha venido a buscarnos ya hace rato. ¡Vamos, que el olor ha hecho que me dé mucha hambre!

La chica salió precipitadamente de la habitación y se detuvo repentinamente al final del pasillo. Yami que también corrió tras ella, chocó con su amiga ― ¿Qué pasa?  ― le preguntó.

Akane se dio media vuelta; parecía estar repentinamente tímida. Entonces le susurró a su anfitriona:  ― Tu papá... 

― ¿Eh?

― Está en la sala, tontita ― y soltó una risita boba ― Dijiste que había ido a trabajar, incluso hoy. Y ahora me da pena ir a saludarlo.

― Pues habrá regresado temprano. Vamos, no seas boba ― Yami tomó a su amiga de la mano y avanzó hasta la sala ― Hola papá ― dijo quedo.

Él volteó a verla y sonrió de lado. ― Hola ― dijo secamente.

― Oh. Ella es Akane ―. Dijo la chica, sacando a su amiga de detrás de si misma ― Es una amiga de la vocacional.

― B.buenas tarde.s ― dijo con tímidez. Se le veía nerviosa ― Un placer conocerle.

― Sí, te recuerdo. Te he visto junto a ésta mocosa. ― se puso en pie ― Pues, vamos a comer.

Luego de eso, todos se sentaron a comer, tranquilamente.

― ¡Oh! ¡Está delicioso! ― dijo en voz alta la risueña chica de cabello teñido ― No había probado algo tan sabroso. ― Y se llevó otro bocado a la boca.

― Gracias ― respondió halagada la madre de Yamile.

― Pues deberá invitarme a comer más seguido, señora ― daba la impresión de que la chica cada vez se sentía con más confianza.


Luego de la comida, el resto se sentó en el sofá y comenzaron a ver un programa de televisión. De pronto Akane miró asombrada la escena y le susurró a su amiga.

― ¡Mira! Tu padre ha sonreído; jamás pensé que vería esto. ― Y rió por lo bajo también ― Me alegra estar contigo, tontita. Y ver a tu familia tan cómoda.

Yami sonrió. Le agradaba esa cercanía que tenia ahora con Akane.

― Oh, por cierto. Me comentaste que habías hablado con tu madre, acerca de Akita ¿No? 

La chica asintió.

― Cuéntame. ¿Qué te ha dicho ella, sobre esto? ― se le notaba un fuerte tono de emoción y curiosidad.

Entonces Yamile le hizo señas para indicarle que fueran a su habitación. 

― ¿Y bien? ― insistió su amiga, una vez que estuvieron a solas.

 ― Debo decir que no fue como lo planee  Yami suspiró ― No le dije a mamá que él me gustaba; más bien fue cómo decirle que él era un chico al que yo quería mucho y que hasta ahora era mi mejor amigo. Le comenté sobre lo mucho que disfrutaba de su compañía y las platicas con él. Incluso, le dije sobre el actual problema que él presenta con sus materias y el riesgo de quedar fuera de la escuela; así, cómo que eso implicaba que yo... pues que nosotros nos distanciáramos y quizá las cosas cambiaran...

― Supongo que tu madre entendió. ¿Qué te dijo de aquello?

― Me escuchó hasta el final sin rechistar. Y luego, me dijo que le agradaba que hubiera encontrado a un chico así; que lo mejor que yo podía hacer era apoyarlo y mostrarle que estaría a su lado siempre. Que incluso, aunque él saliera de la escuela... que yo solo podía esperar, y que si nuestra amistad era tan buena como yo creía, entonces seguramente podríamos superar el distanciamiento por muy largo o fuerte que fuese...  básicamente eso. ― Yami agachó la vista ― Lo mejor que puedo hacer, es esperar: Esperar a saber sobre sus sentimientos hacía mi, esperar a que él dé lo mejor de si, esperar a saber que pasará después... esperaré tanto como pueda. 

― T.tanto así... ¿De verdad lo quieres? ― preguntó su amiga, impresionada por aquello ― Tu mamá suena muy sabia; y comprensiva también.

― Me gusta más de lo que me había gustado cualquier otro chico. ― sonrió con melancolía ― Supongo, que lo que ella dijo, me ha dado cierto valor... aunque en realidad, pensar en la perspectiva de que él se aleje de mi... me duele.

― Ay tontita. ¿Y ahora, qué pasará con Takeshi?

― ¿Qué tiene que ver él con esto? Ya te dije cansinamente, que por él ya no siento para nada lo mismo.

― Pero... ― bufó y suspiró ― Supongo que te apoyaré tanto cómo pueda. 

― Muchas gracias ― dijo sentimentalmente la chica. Luego Akane la abrazó y la dejo sin aliento.

― Te quiero, aunque seas tontita. Y si quieres a Akita... pues ya sabes; no te rindas. Él no se ve tan malo.

― Eso espero. 

Yami estaba a gusto; confundida, dolida y preocupada, también. Pero dejaría que por ahora, las cosas pasaran como debían pasar.... por ahora, sólo le quedaba esperar.

¿Cuánto más?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu opinión, y deja un pedazo de tu corazón aquí, así como yo revelo un poco del corazón de aquella chica, al escribir esta historia...